Y entonces llegó el carnaval.

¡¡Bueno Lunáticos!! Ya está aquí el carnaval, una de mis fechas favoritas desde niña. Recuerdo que siempre los esperaba ansiosa, mi madre se deslomaba viva para que tuviese el disfraz que más deseaba y yo vivía esos días como en una auténtica nube, me llevaba y traía a desfiles y eventos varios y se esforzaba porque siempre pudiera disfrutar a tope aunque a ella no le gustaran nada.

 

 

Hoy soy yo la madre y ME CAGO EN LOS CARNAVALES Y LA MADRE QUE LOS PARIÓ. No sé si alguna vez os he dicho lo terriblemente mal que se me dan las manualidades y demás trapalladas que se nos exigen a las madres, como si el día que pares además del bebé te entregaran el certificado de “Técnica en costura, corta-pega, patronaje y creación de atuendos para eventos escolares múltiples”. Pero esto parece que da igual porque la gente no lo entiende. De repente llegas a buscar a tu Lunático al cole a mediodía y te encuentras una nota que dice que mañana todos los niños tienen que venir ataviados con, qué sé yo… ¡Tornillos! La nota concretamente dice “Dejad volar vuestra imaginación y sorprendernos con vuestra creación”.

 


Mira, una cosa os digo: llego a mi casa a las 14.15 y me tengo que marchar a las 15.30, regresaré de nuevo a las 19,30 para preparar ducha, cena etc. ¿Sabes lo que dice mi imaginación que haga con un puñetero tornillo? Mejor no lo escribo. Pero creo que todos lo imagináis. ¿Qué pasa? Que mi Lunático, a sus 5 años y 5 meses ya ha aprendido a leer. ¿Qué maravilloso, verdad? ¡¡Qué orgullo!! Y UNA MIERDA. Antes no leía los papelitos y si se despistaba alguna manualidad de la muerte, pues oye, quedaba sin hacer. Pero es que ahora sale a voz en grito con el papelito en la mano diciendo: ¡¡mamáaaaaaaaaa, hay que hacer muchos tornillos con goma eva y pegarlos por la ropa, hacer una corona y joyas con tornillos!!

 


Qué guay hijo, qué fantástico y maravilloso todo. No se me ocurre mejor plan para hacer cuando logre sentarme en el sofá a las 22,30h de la noche. Palmas con las orejas estoy dando.

 

 

Así que nada, mientras mi Lunático está en su actividad yo me recorro media ciudad para comprar todos los bártulos necesarios para hacer nuestra “maravillosa creación”, me veo algún tutorial en el que todo es súper sencillo y cuando al fin me pongo manos a la obra descubro que son las 22,30h de la noche y me he olvidado de comprar el puñetero pegamento. Bueno, no pasa nada, hay un tutorial genial en donde explican cómo hacerlo con patata y oye que menos tóxico para el niño, qué buena madre soy, madre mía, me beso yo misma. Lo que se olvidaron de decir es que el pegamento hecho con patata pega lo que viene siendo UNA MIERDA Y MEDIA. Así que mi pobre Lunático acaba con trozos de goma eva por toda la ropa, grapados, pero no con la clásica grapadora pequeñita, no, con una grapadora industrial que es lo que tenía a mano cuyas grapas son más grandes que los dichosos tornillos de goma eva.

 

 

Así que nada, como os comentaba, disfrutando a tope de estas preciosas fechas y deseando que sea miércoles de ceniza, que a este ritmo igual mato a alguien y tenemos que adelantarlo a este mismo viernes.

 

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